| Artxibo OCR | T ?. s
MIERCOLES, 26 DE JUNIO DE 1996 • EL DIARIO VASCO
Los derechos de los
demás
Estas líneas son para expresar la
rabia y la impotelicia que esta-
mos sintiendo muchas personas
con discapacidad ante las situa-
ciones de desamparo con las que
nos estamos encontrando conti-
nuamente; para que nos entien-
dan, les daremos algunos ejem-
plos recientes.
1. ° Hace unas semanas quema-
ron un autobús adaptado que
cubría la línea de Altza dejándo-
nos sin medio de transporte a las
personas que deambulamos en
silla de ruedas y vivimos en esta
zona.
2. ° El domingo, 16 de junio, nos
fuimos unos cuantos amigos a
San Marcos; cuatro de estos
amigos utilizamos silla de rue-
das; para subir utilizamos taxi
adaptado, quedando con el taxi
que a las 6 de la tarde vendría a
recoger a una de las compañe-
ras. Al ver que eran las 6.30 y no
llegaba, llamamos a la central
para preguntar qué pasaba con
el servicio que se había solicita-
do, y cuál fue nuestra sorpresa
cuando nos dicen que estaba
fuera de servicio y no temamos
taxi adaptado; entonces le lla-
mamos al teléfono móvil del co-
che, nos dijo que estaba ocupado
toda la tarde, que no podía hacer
este servicio (encargado desde
las 12 horas de la mañana), por
lo cual tuvimos que bajar monte
a través jugándonos el físico para
llegar a Rentería (como prueba
que se lo pregunten a un com-
pañero nuestro, que volcó con la
silla de ruedas en mitad del ca-
mino, teniendo que socorrerle la
gente que bajaba en ese momen-
to). Cuando por fín llegamos a
Galzaraborda e intentamos llegar
al apeadero, nos informan que
los ascensores están quemados y
no podemos utilizarlos teniendo
que dirigirnos a la estación de
Rentería.
3. ° Y la gota que ha colmado
nuestra paciencia fue la actitud
del conductor con Rosalía Jau-
rrieta, que el pasado día 18 de
junio, a las 17.15, estaba de Se~
vicio en el autobús adaptado de
Pasajes San Pedro; cogió este
autobús en el Boulevard y a la
hora de bajar en Contadores se
CARTA
Las cartas dirigidas a esta sección no deber
nombre, número de DNI y teléfono, en su cas
correspo
encontró con el maleducado del
conductor, que le monta una
bronca delante de todos los pasa-
jeros y se pone a jurar grosera-
mente porque, según él, ella no
tenía porqué utilizar ese autobús
para hacer ese trayecto, puesto
que para eso estaban los autobu-
ses urbanos.
¡Ya basta! ¿Pero qué pasa con la
gente, acaso para defender los
derechos de unos hay que pisa:'
derechos de los demás? ¿Dónde
está el respeto de las personas?
¿Acaso la libertad de unos signi-
fica coartar la libertad de otros?
Que alguien nos lo explique
porque no lo entendemos.
Rosalía Jaurrieta Domínguez,
Amaia Martínez Hidalgo
y Carlos González Novo
(San Sebastián) | |